Desde el Sur

Dolor Núñez

Artículo escrito por Juan Belmonte
Juan Belmonte
lunes 23 de abril de 2012

No es más fuerte, no puede serlo, que el dolor por la muerte de Luis Núñez y su hijo, pero ahora se nos mueve el alma taurina al conocer la venta del ganado de Los Derramaderos…

No es más fuerte, no puede serlo, que el dolor por la muerte de Luis Núñez y su hijo, pero ahora se nos mueve el alma taurina al conocer la venta del ganado de Los Derramaderos. La familia Núñez ha sido única en la historia del toreo y no sólo por el encaste creado para el disfrute de todos, toreros, ganaderos y  público por el juego de sus toros, por ese tranquito más que siempre alabaron todos los que se pusieron delante. Es doloroso además porque han sido y aún lo son sus nuevas generaciones personas entrañables, amables, sensacionales. Desde pequeño recuerdo las conversaciones nocturnas (los taurinos hablaban por las noches cuando no existían móviles) de mi padre con Carlos Núñez para ponerse al tanto de qué ocurría en los mentideros taurinos. Carlos se escindió de sus hermanos como lo hizo Marcos (inolvidables ambos ) pero eso no restó un ápice a sus respectivas categorías humanas.

Los Derramaderos han sido santuario de ganaderías. La primera vez que me puse delante de un becerrito de herradero fue allí. Fue una de las pocas veces que Francisco Rivera Paquirri se equivocó. Me dijo: “Juanito te he visto cositas buenas toreando…”. Las vio pero se esfumaron pronto. En Los Derramaderos pasé tentaderos inolvidables… y únicos. Esos Núñez grandes de anatomía y bondad jaleando a los toreros más que a las becerras… pegándoles olés a cada pase… una maravilla. Y después a los picatostes, al pan frito con azúcar para comentar el tentadero oyéndoles contar anécdotas con esa gracia singular. ¡Con qué orgullo mostraban el capote de Manolete aún, creo, en Los Derramaderos!

En los últimos tiempos sus toros no estaban al nivel de siempre, las cosas no salían y la regularidad tan necesaria no llegaba para competir con la avalancha Domecq pero aún hay vacadas que apuestan por lo de Núñez y no se equivocan porque lo bueno está ahí. Lamenté tremendamente el zarpazo del accidente de Luis y su hijo y como consecuencia llega la venta de la ganadería. Quede patente desde aquí que existen grandes ganaderías, grandes ganaderos y grandes personas pero como los Núñez… ninguno.

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