Se encuentra en México, su tierra natal, adonde regresó desde España en cuanto estalló la pandemia en el país que le ha acogido para materializar el sueño de ser torero. Y fue allí donde empezaron los síntomas del maldito virus. “Comenzaron a los ocho o nueve días de llegar, fueron dos días de síntomas, ambos con fiebre y con un dolor general en todo el cuerpo”, relata Diego San Román. “Me hicieron la prueba y di positivo. A partir de ahí, me aislé. Puede que me contagiara en el avión o en el mismo aeropuerto. La ventaja que tuve es que lo pasé en casa, con mi familia, tenía compañía y personas que me pudieran atender”.
Físicamente, el coronavirus le dejó tocado. “Sinceramente, me afectó, me vi mermado de facultades cuando agarré de nuevo los trastos para entrenar y para volver a hacer ejercicio físico”. A día de hoy, San Román se encuentra ya recuperado y en plenitud. “En este momento me encuentro muy bien. Ya di negativo en las pruebas que me hicieron posteriores a cuando di positivo. La realidad es que estoy muy bien”.
El novillero azteca ha retomado ya la actividad y ha vuelto a torear en el campo. “Tras los quince días de aislamiento y tras saber que me había librado por completo del virus, empecé a entrenar otra vez. He matado algunos toros que un ganadero mexicano me hizo el favor de regalarme. Estoy ya metido en el campo, volviendo a la rutina para no perder ningún día”.
A Diego San Román, uno de los novilleros punteros y triunfadores de la última temporada, le esperaba un 2020 ilusionante, a las puertas incluso de una alternativa. “La temporada se presentaba muy bonita, estaba muy estructurada”, señala antes de añadir: “Obviamente me siento desilusionado por la situación pero confío en Dios y en los planes que tiene para todos nosotros, siento que esto va a ser para bien. Él sabe por qué hace las cosas y esta situación es para que todos reflexionemos. A mí personalmente me da más tiempo para mentalizarme, para estar más centrado. Quiero ver la parte positiva”, confiesa.
A día de hoy México cuenta con 4.477 fallecidos y 42.595 casos confirmados. “La situación aquí es más tranquila que en España. La gente tomó las medidas necesarias y pertinentes antes de que la situación se empezara a poner mal. Empezamos a ver las noticias de Italia y España, y fue la propia ciudadanía la que empezó a preocuparse y a encerrarse en las casas. Eso ha ayudado a evitar muchos contagios ya que la cuarentena empezó hace un mes y medio”, concluye.