La revolera

Idilio Castella-Madrid

Paco Mora
domingo 27 de mayo de 2012

El torero francés y Madrid están viviendo un amor recíproco. Ese idilio que todos los toreros querrían con la capital taurina del mundo. Lo que ocurre es que eso tiene un trámite: jugarse la vida…

El torero francés y Madrid están viviendo un amor recíproco. Ese idilio que todos los toreros querrían con la capital taurina del mundo. Lo que ocurre es que eso tiene un trámite: jugarse la vida cada vez que se pisa la arena de Las Ventas. Que es lo que ha hecho Sebastián Castella las dos tardes que ha comparecido en la feria de San Isidro. Y como además está viviendo un momento de esplendorosa madurez, el público de la capital, que suele juzgar con dureza a los toreros cuando intentan meterle gato por liebre, también sabe agradecer cuando se hacen las cosas de verdad y sin artificios. Esta tarde le ha salido el único toro potable de Núñez del Cuvillo, en una corrida en la que el ganadero de moda sólo ha podido lidiar cuatro. Los otros dos volvieron a los corrales por falta de fuerza y sobra de otras cosas que poco tienen que ver con la fama que precede a tal ganadería. Ganadería sospechosa en tanto en cuanto se la rifan las figuras. El de Carmen Segovia que sustituyó al primer “cuvillo” de Castella “rien de rien” que diría el galo. El bisnieto del “Tigre de Guanajuato” ha estado tesonero en sus dos adversarios. En el primero, soso, de esos que van y vienen, amenazando con acabar con la emoción de la Fiesta, estuvo correcto y con torera suficiencia. A ver cuándo se dan cuenta los empresarios, los toreros y los ganaderos que con ese tipo de toro esto se muere a chorros. En el último, de Salvador Domecq, no tuvo con qué. Daniel Luque no acaba de conectar con el público madrileño. Lo suyo, de momento, tiene visos de amor imposible. Y eso que el sevillano lo intenta con insistencia.

Dios, ¡cómo me acuerdo de los alcurrucenes del martes pasado…!

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