Perera también paseó un trofeo y Padilla, que sorteó el mejor animal del festejo, se fue de vacío.
FOTOS DE JAVIER ARROYO DEL FESTEJO
LA OPINIÓN DE PACO MORA: “La penúltima no decepcionó”
Fotos: JAVIER ARROYO
Padilla se fue a la puerta de chiqueros para recibir al primero con una larga cambiada. Tras otra en el tercio y las posteriores verónicas, concluyó el saludo con una media de rodillas. Banderilleó el jerezano, clavando el tercer par al violín. Arrancó con la muleta también de hinojos tras brindar al público. El toro, sin terminar de humillar del todo, sacó recorrido, buen ritmo y abundante nobleza. Padilla basó su labor sobre la mano derecha, el mejor lado del toro. Tiró de efectismos en el último tramo, sufriendo un achuchón que a punto estuvo de acabar en cogida. No melló el susto el ánimo del jerezano, que volvió a desplantarse con entrega. Mató de una estocada muy defectuosa por trasera y caída y de un segundo espadazo. Con el toro ya muerto saltó un antitaurino al ruedo, dando una patada a la montera de Padilla. Tras ser retenido el indesable, Padilla dio la vuelta al ruedo.
Banderilleó con corrección al cuarto, un toro bueno por los dos pitones, que embistió con clase, temple y duración pero exigiendo que le hicieran bien las cosas. No llegó a acoplarse ni a estar a gusto el jerezano en el toreo fundamental. Faena abundante, sin conexión popular hasta los desplantes finales y el toreo de cara a la galería. Sonó un aviso antes incluso de montar la espada. Mató de una estocada arriba y falló con el verduguillo.
El Juli cortó una oreja al segundo, un toro que se movió pero sin excesiva clase. Quitó por chicuelinas el madrileño, que anduvo fácil con la muleta. Destacó un natural extraordinario de mano baja, templanza y poder. Labor ligada, en la que le buscó bien las vueltas al astado con recursos y enorme técnica. Extrajo todo lo que el ejemplar llevaba dentro, acabando con él de una estocada trasera que lo tiró sin puntilla.
El quinto se destrozó los dos pitones, que quedaron completamente escobillados durante el primer tercio. Sacó además poca fuerza, protestando precisamente por esa ausencia de fortaleza en sus arrancadas. Sin embargo, fue pronto y Juli logró afianzarlo, si bien nunca se corrigió la ausencia de compás en sus embestidas. Juli destacó en una serie al natural dentro de una labor larga en la que volvió a exprimir a su antagonista, que terminó empleándose mejor de lo que empezó. Remató de pinchazo y estocada y paseó la oreja que le abrió la puerta grande.
El tercero, demasiado justo de presentación, se movió sin ritmo. Dominador y poderoso, muy templado también, Perera se impuso sin paliativos al animal. Bajó la mano y obligó al astado, que reponía en cuanto perdía de vista la muleta y soltaba en exceso la cara. Agrio toro. Perera le tapó muchos defectos, concluyendo con manoletinas. Mató de un feo espadazo corto pero, a pesar de ello, fue premiado con un trofeo.
Muy bajo y terciado, el sexto tuvo un mejor inicio que final de lidia. Hizo concebir esperanzas en los primeros compases, pero se vino abajo demasiado pronto en la muleta de Perera. El de Puebla del Prior, que quitó por chicuelinas, arrancó su faena de rodillas en el tercio. Templado y despacioso sobre la mano derecha, al conjunto le faltó emoción por el comportamiento del cornúpeta. Lo trató con suavidad Perera antes de meterse entre los pitones y matar mal.
Pamplona, lunes 13 de julio de 2015. Toros de Domingo Hernández y Garcigrande (4º). Desiguales de presentación, algunos como el 3º de escaso trapío y varios de ellos escobillados, especialmente el 5º. Desiguales de juego también. El mejor fue el 4º. Bueno el 1º. Notable el terciado pero serio de cara 6º hasta que se vino muy a menos. Juan José Padilla, vuelta al ruedo y palmas tras aviso; El Juli, oreja y oreja; y Miguel Ángel Perera, oreja y silencio. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.
