El Palco

Cubrir las plazas

Rafael Comino Delgado
lunes 26 de noviembre de 2012

Se habla, en estas últimas semanas, sobre la posibilidad de cubrir la plaza de las Ventas con cubierta retráctil, que solo se utilizaría en caso necesario…

Se habla, en estas últimas semanas, sobre la posibilidad de cubrir la plaza de Las Ventas con cubierta retráctil, que sólo se utilizaría en caso necesario, aunque por lo que he leído no cubriría las localidades más altas. Para mi cubrir la plaza, toda la plaza, sería un gran acierto porque la fiesta de los toros es un espectáculo, generalmente caro, pues el montaje de una novillada o corrida cuesta mucho dinero, y como consecuencia el precio de las entradas ha de ser alto, por lo que al aficionado se le debe ofrecer la máxima garantía sobre el resultado del espectáculo. Pero dicho resultado depende de múltiples factores, entre los que hay algunos solo parcialmente controlables, como son el juego de los toros durante la lidia y lo inspirado del artista, es decir el torero.

Sin embargo, hay otros condicionantes en gran medida del resultado del festejo, que parece mentira no estén controlados en el siglo XXI. Me refiero a la lluvia y al viento, que en ferias de primavera y otoño, sobre todo en algunas zonas, tienen gran repercusión. ¿Cuántas veces hemos visto desarrollarse una corrida bajo intensa lluvia -lo cual es muy molesto para torero y público- o con gran viento, enemigo número uno del toreo?. Hemos de añadir a esos factores, otros susceptibles de amplia mejora, como la comodidad de algunas plazas, o tener que soportar el sol -habitualmente vemos que las entradas de sol están casi vacías-. Muchos de estos aspectos se podrían corregir simplemente cubriendo las plazas; todas, pero especialmente las de primera. La persona que paga 30, 40 y hasta más de 100 euros por una entrada lo menos que puede exigir es cierto grado de comodidad. De hecho las plazas de construcción reciente (San Sebastian, La Coruña, Palacio de Vistalegre, etc) han mejorado muchísimo en este aspecto.

Resulta incomprensible que en ferias como las de Sevilla o Madrid, de repercusión mundial, todavía queden estos factores al albur climatológico. En cualquier aspecto de la vida hay que evolucionar, e ir adaptándose a los nuevos tiempos; lo contrario conduce inexorablemente al desastre, y no podemos ignorar que hoy se busca, en todo, la seguridad y la comodidad. Independientemente de todo ello no olvidemos que el toreo es un arte, y para realizar una obra de arte o para disfrutar de ella se necesitan unas mínimas condiciones ambientales.

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