El palco

Principio de Acción-Reacción

Rafael Comino Delgado
miércoles 06 de octubre de 2010

La acción de prohibir la Fiesta de los Toros en Cataluña (por motivos políticos, sin duda) como era de esperar, ha generado una reacción en contra por parte de aficionados españoles y extranjeros, con distintas formas de expresión….

La acción de prohibir la Fiesta de los Toros en Cataluña (por motivos políticos, sin duda) como era de esperar, ha generado una reacción en contra por parte de aficionados españoles y extranjeros, con distintas formas de expresión.

En muchos casos no ha pasado de una manifestación de simpatía hacia el Toreo y de antipatía hacia los anti-taurinos en general, y en particular hacia los catalanes; en otros casos se ha ido más lejos, declarando el Toreo bien de interés cultural (el caso de comunidades autónomas como Madrid, Murcia, etc), o varias ciudades declarándose Taurinas (Valladolid, Soria) , o aprobándose mociones en contra de la prohibición (Mayorga). Otras formas de expresión han sido la consideración de la Fiesta Taurina como Constitucional (en Colombia), o la manifestación de aficionados mejicanos, frente a la embajada de España (día 9-IX-2010); también la publicación de innumerables artículos, en contra de la prohibición y a favor del Toreo y la emisión de múltiples programas de debate, en radio y TV, en general apoyando a la Fiesta, aunque sólo haya sido para defender la libertad. Así podríamos continuar citando otras formas de apoyo, nacidas como reacción al liberticidio catalán, y tengo la impresión de que esto no ha hecho más que empezar.

Aunque los anti-taurinos se han crecido, pensando que ya tienen bula para hacer lo que quieran, y piden prohibirlos en Madrid, Andalucía, en toda España, si bien me temo que están equivocados.

Todo ello me hace pensar que el asunto ha servido para despertar al taurinismo, un tanto adormecido (quizá demasiado tiempo), lo cual es bueno, y creo que también para hacer autocrítica (pienso que se está haciendo, aunque insuficientemente todavía), todo lo cual llevará, o por lo menos eso me gustaría, en los próximos años, a corregir errores y deficiencias que sabemos existen, y que profesionales y aficionados hemos de resolver, cada uno en la parte que le corresponda.

Claro que también hay anti-taurinos latentes que critican esta reacción, diciendo que no es necesaria, que no es para tanto, que no creemos tensiones, etc . Pero en mi opinión estas críticas tienen un tufo de falsedad casi insoportable, pues esconden en unos casos la incapacidad, por cobardía, de declararse anti-taurinos y en otros es, simplemente, que la determinada actuación no se me ocurrió a mí sino a mi adversario.

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